Cuba está cambiando, y, ahora, los turistas pueden viajar libremente a un país que – en todos los aspectos y propósitos – aún vive congelado en el tiempo, alrededor de 50 años en el pasado. Pero los coches modernos y la música están entrando furtivamente – por lo que, es ahora o nunca, tu última oportunidad de retroceder en el tiempo, ya que esto no durará para siempre.
¿Estás preparando tu viaje a Cuba? Te aconsejamos que reserves pronto un viaje a la capital, La Habana – y asegúrate de seguir nuestros consejos para viajar a Cuba.
Hoteles en La Habana
La mayoría de los hoteles en La Habana son propiedad del estado, y cuelgan un lleno total todo el año. Tu mejor alternativa es reservar un ‘homestay’ – un tipo de alojamiento prácticamente exclusivo de esta isla caribeña, que funciona como un AirBnB – donde los propietarios están en la casa también.
Intenta encontrar una habitación en la zona de los más ricos. No vas a acabar en bancarrota, un homestay cuesta alrededor de los 30 $ la noche – con desayuno incluido. Optar por quedarse de esta manera también te dará una visión más genuina de la verdadera vida cubana – TV difusa, duchas frías y buena comida rústica.
Restaurantes y Bares en La Habana
Al igual que los hoteles, muchos de los restaurantes en La Habana son de propiedad estatal. Pero, la capital cubana, está plagada de restaurantes privados llamados «paladares» que se pueden encontrar en prácticamente cada esquina.
Intenta visitar La Guarida, una mansión en ruinas que parece que podría caer a cualquier momento. Cenar entre vigas y vigas, comer los manjares más exquisitos de la ciudad – desde tacos de marlin a cerdo asado o incluso la popular langosta.
El Atelier, junto a la costa, es otra gran opción. Una cena en la terraza de la azotea con una comida deliciosa que sirven en platos para compartir y anima al comedor comunitario, hará que sea una noche para recordar.
Si quieres probar un restaurante estatal, puedes ir a El Aljibe. Puede que esté un poco lejos del centro, pero merece la pena probar el sabor de la cocina tradicional cubana – pollo asado con arroz blanco y frijoles negros. Pide para probar el plátano frito – otro plato nacional – no te decepcionará.
Clubes en La Habana
Después de cenar, no te puedes ir a la cama, hay que salir a tomar una copa. La cultura de Cuba es la de bailar, divertirse y beber.
Para un cóctel tranquilo, prueba el Madrigal Café – un pequeño y tranquilo bar en los suburbios. Y una vez allí pide uno de sus cócteles especiales y disfruta de la decoración retro. Si no te importa el ajetreo, dirígete a El Floridita o La Bodeguita – los lugares favoritos de Ernest Hemingway, quien disfrutó de sus Daiquiris en el primero y Mojitos en este último.
Por último, y para terminar la noche con muy buen sabor de boca, vete a la Fábrica de Arte Cubano, un club salvaje que cuenta con pistas de baile, galerías, salas de conciertos y un cine – entre otras salas ocultas, repartidas por una fábrica abandonada en las afueras de la ciudad. ¿Y la mejor parte? No encontrarás mala gente ni ambiente de peleas, porque la clientela es tan diversa, que ese tipo que se acaba de chocar contigo podría ser un hombre de 80 años de edad junto a su esposa.
Monumentos en La Habana
La ciudad en sí misma es suficiente – los coches de época, casas coloridas, el bullicio y la arquitectura colonial española – pero si deseas ahondar aún más profundo, ve a la ciudad vieja en uno de los auténticos taxis de los años 50. Visita los antiguos edificios oficiales y pasea por los caminos de madera hasta llegar a las preciosas plazas de la ciudad.
El museo del ron Havana Club te dará una idea de la importancia del espíritu de caña de azúcar en la isla, y una visita a una fábrica de cigarros locales puede ser también una buena idea.
El Malecón es un lugar fascinante para descansar por la noche, y el paseo hasta la gran fortaleza del mar, el Castillo de Los Tres Reyes del Morro, merece la pena para contemplar la puesta de sol desde el Almenas.