¿Quién se resistiría a la piedra preciosa más cara del mundo? Nosotros desde luego que no. Se trata de un diamente rosa de 24 quilates que deslumbra hasta con gafas de sol.
La joya en cuestión está incrustada en un anillo de platino que tampoco se queda atrás. En sus orígenes pertenecía al conocidísimo Harry Winston que la vendió a un comprador anónimo hace 60 años. En 2010 fue subastada por la casa Sotheby’s en Ginebra con un precio de salida de 20-28 millones de euros, resultando al final adquirida por la joyería Laurence Graff por la disparatada cantidad de 33 millones de euros mediante una puja telefónica.
Esta nueva venta consiguió, entre otras cosas, doblar el precio de la por entonces piedra preciosa más cara del mundo: el diamante azul «Wittelsbach», vendida por 17 millones de euros en 2008. Un incremento muy considerable, dada la crisis económica que en 2010 ya estaba más que asentada.