
La fruta más cara del mundo no es tan exótica como en un principio pudiera parecer. Se trata de algo tan común y mundano como una piña.
Pero evidentemente no es una piña normal. Esta pieza de fruta cuesta 10.000 libras esterlinas debido a los cuidados a los que se les ha sometido desde el principio: ha sido abonada con estiércol de caballo durante 2 años y regada con orina de caballo, además de acompañada por 30 toneladas de paja y excrementos.
Los dueños de la granja inglesa donde fue cultivada, y por ende, los dueños de tal preciada pieza, justifican el elevado precio por la elección de los abonos, de coste muy alto, así como el tiempo invertido en vigilar que el resultado fuera el óptimo. Como último dato añaden que la piña resultó tener un tamaño más grande de lo normal.