Puede que el yate diseñado por Stuart Hughes para el hombre más rico de Malasia, Robert Kuok, no sea el más grande, pero sin lugar a dudas es el más caro y lujoso del mundo.
Sus 30 metros de eslora parecen insignificantes en comparación con los más de 100 metros que miden los megayates de Roman Abramovich, Larry Ellison y algunos jeques árabes. Sin embargo, los materiales con los que está construido el History Supreme, para el que se han empleado toneladas de metales preciosos, hacen que esta joya flotante sea la exaltación de la conocida expresión: “los mejores perfumes se venden en frascos pequeños”.
El detalle más extravagante del yate más caro del mundo se encuentra en una de las paredes del camarote principal, en la que se han empleado huesos de Tiranosaurio Rex y rocas de meteorito. Combinación que nos incita a soñar con una embarcación capaz de surcar los mares más allá del tiempo y el espacio.
5.000 millones de dólares