Hay dos formas de conseguir diseñar el vestido más caro del mundo, aunque realmente no son incompatibles entre sí. Una es hacer muy buenos diseños, promocionarse bien, conseguir que varias celebrities luzcan tus modelos y aparecer en medios especializados. La otra forma es tirar de pedrería, siguiendo la máxima «mientras más quilates en diamantes, mejor».
El vestido más caro del mundo no ha sido diseñado por ningún diseñador estrella – aunque va por buen camino –, sino que fue presentado oficialmente en la Semana de la Moda de Ucrania por la británica Debbie Wingham, que probablemente no os suene de nada.
Se trata de una diseñadora autodidacta, hija de costurera, que abrió su primera boutique a los 18 años en su ciudad natal, para solo un año después dar el salto a Londres. En 2005 una actriz llevó uno de sus diseños a la entrega de los premios BAFTA, que premian a las mejores películas británicas del año. Una periodista escribió refiriéndose al modelo: “el mejor vestido de los BAFTA ha sido diseñado por una desconocida”. Siete años más tarde, sus diseños han sido usados por Kate Winslet, Rebecca Ferguson o Dita Von Teese.
Los 50 quilates de diamantes negros con los que está confeccionado explican el porqué ya está incluido en el Libro Guiness de los Records. Eso y los 5 millones de euros que habrá de desembolsar cualquiera que desee lucir palmito con este exclusivo modelo, que ha sido definido por su creadora como “El himno de una hermosa mujer que ama la vida”. Realmente no sabemos si se refiere a la vida en general, o a «una vida mejor». Para los que no crean que exista una vida mejor, les diré que si existe, solo que es mucho más cara.
Precio: 5.000.000 €