Si se lo hubieran contado a Cézanne, podría haber dado poco crédito a las palabras, pero lo cierto es que su obra «Los Jugadores de Cartas» ostenta desde 2011 el título del cuadro más caro del mundo.
Este lienzo forma parte de una serie en la que el pintor retrata a unos campesinos de Aix-en-Provence, y por mérito propio ha alcanzado el precio más alto que jamás se ha pagado por una obra de arte (y con diferencia). Muy atrás quedan los 81,9 millones que en 2011 abonados por el «Desnudo, hojas verdes y busto» de Picasso. Los miembros de la familia real de Qatar son los ilustres compradores y también los afortunados que podrán decorar sus paredes con una obra que ya ha viajado por museos como el Metropolitan de Nueva York, el Orsay de París o la Fundación Barnes.
Antes de pasar a sus nuevos dueños, reposaba en las paredes del adinerado naviero griego George Embiricos, que en varias ocasiones hizo amago de poner a la venta este tesoro. No fue hasta 2011 cuando finalmente accedió por la disparatada cantidad de 191,7 millones de euros.